"Quise decirte tantas cosas que no supe y cuando comprendí que te perdía, le pedí al reloj que parara el tiempo para poder recuperarte. Hoy, cuando el tiempo ha pasado y las canas tiñen nuestras sienes sigo guardando el calor de tus caricias y tus besos. Para mi Amor con Amor. Te quiero."
Quise decírtelo...
No tenía fuerzas, mi corazón palpitaba y apenas me llegaban las palabras a la garganta.Te amaba con locura y el miedo al rechazo recorría todo mi cuerpo.
No te quería perder. En poco tiempo tú, mi único amor, partirías para siempre y cómo decirte que lo eras todo para mí. Mi esperanza de una nueva existencia.Tenía que reaccionar. Me volvía loca la idea de no volverte a ver, de no sentir tus caricias y tus besos. Eras el hombre de mi vida, una vida que hasta entonces había estado vacía y sin horizonte.
Tras la ventana veía caer la lluvia y mis lágrimas se derramaban por la sensación de impotencia de no saber qué hacer. Por un momento pensé en tirar la toalla y olvidarme de todo.
De repente saqué las fuerzas necesarias desde muy dentro de mí, sin pensármelo dos veces cogí el teléfono y llamé a un taxi para que me llevara al Aeropuerto para poder detener ese momento que parecía matarme. Solo me importabas tú, aquellos momentos de riñas para más tarde reconciliarnos y poder dar el todo de cada uno de nosotros. No lo podía permitir, me arriesgaría y loca de desesperación iría en tu busca para pedirte que no te fueras.
Con toda la rapidez que pude cogí mi abrigo y mientras me lo ponía cerré la puerta y dejándola atrás bajé corriendo las escaleras hasta el portal. El coche me estaba esperando, eran las diez y tú partirías a las once y media...
Le dije al taxista que se diera toda la prisa que pudiera, ya que teníamos que cruzar la ciudad. Después de sortear el tráfico y coger atajos, pudimos llegar a la Terminal. Eran las once menos diez y no tenía ni idea del número de tu puerta de embarque. De mostrador en mostrador fuí preguntando sin respuesta positiva. Corria el tiempo y no te podía encontrar... Las once y veinte minutos, era imposible...
Once y media... El avión con destino a New York partía volando ante mis ojos. Cuando creí haberlo perdido todo, detrás de mí oí una voz familiar. No me lo podía creer, eras tú discutiendo en el mostrador con la señorita de equipajes. Habías perdido tu maletín y con él tu futuro, porque contenía un proyecto muy importante para tí que tenías que presentar en una empresa no menos importante de aquella ciudad. Dí gracias por tu contratiempo y dirigiédome hacia tí, ví como te quedabas perplejo.
Allí estábamos el uno frente al otro sin saber que hacer ni que decir. Lo que recuerdo es que nos fundimos en un abrazo y besándonos, nos didjimos lo mucho que nos amábamos. Nos juramos que nunca volveríamos a cometer un error así, que seríamos menos impulsivos y que antes de estallar...
En la actualidad vivimos en New York, tenemos tres hijos (dos chicas y un chico que estudian en la Universidad) y como os imaginaréis el proyecto lo presentó teniendo un gran éxito. Hoy en día vivimos felices y vamos mucho a España. Nos compramos una casita en la costa donde pasamos el tiempo que nos podemos permitir.
Cuantas veces recordando esta historia nos reímos y agradecemos el haber dado marcha atrás. Cuando tengáis diferencia de criterio con vuestra pareja, pensarlo dos veces. Es mejor dialogar y decer un poquito, uno o los dos. Podéis perder el amor de vuestra vida...
Muchos pensaréis... Esta mujer me está contando una película. Por qué no, si todas las películas están basadas en la realidad de la vida. ¿O no?
Autora: Yazmina Garrido González
Las Rozas a 18 de Enero de 2012
"Madre Diosa"
